¿Saturado de compromisos? 3 pasos para gestionar mejor tu tiempo y evitar la saturación
Cuando eres emprendedora corres el riesgo de implicarte en muchas cosas a la vez. Unas veces porque te emociona o ilusiona algo y, otras, porque crees que es necesario para tu trabajo, que te abrirá más puertas o te conseguirá más clientes. El problema es cuando la situación se te escapa de las manos y te encuentras saturada de compromisos y obligaciones, bloqueada y sin saber por dónde empezar; con el resultado de que tu proyecto se estanca o no avanza todo lo que podría. ¿Te suena?
Esta situación es extremadamente frecuente, tanto si acabas de establecerte por tu cuenta, como si ya tienes años de experiencia. Si sucede de forma excepcional, de vez en cuando, no es tan preocupante; pero si es tu estado habitual, entonces es necesario hacer unos cambios antes de que la situación se desboque. Lo que suele pasar es que te bloqueas y vas posponiendo cosas o perdiendo el tiempo sin hacer nada realmente importante porque no sabes ni por dónde empezar, y esa actitud solo consigue empeorar las cosas. Entonces, ¿qué puedes hacer para evitar esa situación?, para conseguir un flujo de trabajo (al menos la mayor parte del tiempo) y así ver avances en tu emprendimiento.
Como mínimo necesitas estas tres cosas:
1. Tener muy claras tus prioridades
¿Y cuáles son tus prioridades? Aquello que te de mejores resultados, más beneficios. Y no solo económicos, sino también emocionales; porque se necesita hacer cosas por placer para mantener la energía y el entusiasmo. Si tienes una lista infinita de cosas que hacer, hay que sentarse a poner orden. Empieza por estas preguntas:
- ¿Qué es especialmente importante para ti? (Para no dejar de lado lo que de verdad te importa.)
- ¿Qué tienes que acabar antes?
- ¿Si solo pudieras hacer una cosa hoy, cuál sería?
- Y para cada actividad pregúntate qué te va a aportar esa actividad y si lo necesitas en este momento.
Estas dos últimas preguntas, qué vas a obtener y si lo necesitas ahora, son fundamentales. Recuerda que estamos hablando de un momento de estrés, confusión y agobio. Hay que distinguir entre beneficios a corto plazo, a largo plazo y lo que más necesitas ahora. A lo mejor te invitan a dar una charla que te va a dar exposición y posicionamiento, excelente, pero solo si es lo que más necesitas ahora. ¿Necesitas publicidad y exposición? ¿Necesitas más ingresos? Por eso es fundamental que establezcas tus prioridades, para poder elegir con acierto qué hacer y qué rechazar o posponer.
2. Conocer tu límite
Todos tenemos un límite de cosas que podemos hacer a la vez. Para ti puede ser una o diez, cada persona es distinta; pero tienes que ser consciente de cuándo llevas las cosas con calma y eficiencia, y cuando te pasas de la raya y empieza el caos. ¿Cuántas actividades puedes gestionar a la vez de forma satisfactoria? No hay un número mejor que otro, tienes que definir el tuyo y mantenerte dentro de ese margen. Eso hará que seas más eficiente, que estés menos estresada y que tengas mejores resultados. Ya lo dice el refrán: “Quien mucho abarca, poco aprieta.” No te engañes pensando que aceptando más cosas vas a conseguir también más. No suele ser así.
3. Poner límites
Tan importante como conocer tus límites es saber poner límites. Saber decir que no. Si te cuesta, es necesario que tengas claras unas cosas: a) cuando dices que no, no rechazas a la persona, sólo una tarea o ni eso, solo un determinado momento; b) tienes todo el derecho del mundo a decir que no. Si la otra persona se enfada es su problema, no el tuyo. No tienes que cargar con el peso del mundo; y c) diciendo que sí a todo no vas a conseguir gustarle a más gente. Hay que asumir que no se puede gustar a todo el mundo y no acabar agobiada intentando algo que nunca vas a lograr: gustar a todos.
Por supuesto es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo atreverte a decir que no? Lo ideal es no responder al momento, por ejemplo: “Deja que lo piense (o que mire mi agenda) y te digo algo”. En este caso el seguimiento podría ser “al final no puedo, en otro momento”. O bien directamente decir eso: “ahora no puedo, otro día mejor o para la próxima”. O simplemente decir que no con educación: “Me encantaría ayudarte pero ahora mismo no puedo aceptar/estoy muy ocupada.”
Si eres de las que sufre sólo de pensarlo, más vale que vayas practicando, o te encontrarás aceptando compromisos que no te aportan nada y te quitan mucho.
Cuando tienes tus propio negocio es imprescindible saber gestionar bien tu tiempo, y estos tres pasos te ayudarán a coger toro por los cuernos y dejar de malgastar tiempo, esfuerzo y dinero.