Empieza a comunicar. Mejor pronto que tarde…
¿Cuándo debemos empezar a comunicar nuestro proyecto? ¿Cuando tenemos la idea? ¿Cuando tenemos el nombre? ¿Cuando lanzamos la web? ¿Cuando tenemos los primeros XXX clientes?
Obviamente, no hay una única respuesta, porque habría que ver el caso concreto, pero mi recomendación habitual es que mejor pronto que tarde. No tanto por la comunicación en si mismo, que también, por reservar los nombres de usuario en las diferentes redes, que también, o por empezar a «pastelear» en las Redes Sociales, que también también, sino porque haciéndolo así nos auto-obligamos a un ejercicio de síntesis fundamental, antes de meternos en más lios, horas e inversión, y que nos hace contestar y condensar nuestras respuestas a las preguntas importantes de verdad:
- ¿Qué ofrecemos?
- ¿Por qué nosotros?
- ¿Cual es nuestra propuesta diferencial?
Digamos que en el momento en el que nos planteamos empezar a hacer público el proyecto, nos enfrentamos a nuestro «elevator pitch 2.0«. Tenemos que condensar nuestra propuesta en una landing page, en una bio de twitter o en un about de facebook. Piénsalo. Sabrías qué poner? Porque una cosa es tenerlo claro nosotros, otra muy distinta es ser capaz de condensarlo… y hacernos entender.
Muchas veces digo eso de «no necesitas vender, necesitas tener clientes«, y cada vez estoy más convencido de ello, por el cambio de enfoque que supone. Lo que hace falta es volver al origen, a identificar necesidades, entender motivaciones de compra o de uso, y con eso depurar nuestro producto. No se trata de comunicar, o de crear marca porque si, sino que lo fundamental sigue siendo tener un GRAN producto. Dar un GRAN servicio. Es TAN difícil que tu proyecto sea el próximo Facebook o que tú seas el próximo Steve Jobs capaz de imaginar un nuevo futuro aún no escrito, que, por motivos estadísticos, vamos a no considerarlo como posible. Posiblemente tu empresa, tu proyecto, nacerá como una mejora de algo que ya existe, como una adaptación local de algo que viste por ahí o directamente como una solución a un problema que has detectado. Bien. Muy bien. Todos esos son tan buenos caminos como cualquier otro para iniciar un proyecto, en mi opinión. Ahora lo que hay que hacer es ver si esa necesidad que creemos detectar, bien porque nosotros la tenemos, bien porque nuestro circulo cercano la tiene, es compartida por un numero suficiente de potenciales clientes. Y para eso, cuanto antes empecemos a comunicar, mejor. Y las Redes, y en general Internet, nos pueden resultar de gran ayuda en eso.
Cómo lo podemos hacer? Compartiendo el desarrollo del proyecto. Publicando cuanto antes una landing con LaunchRock.com o algún servicio similar. Empezando a construir una base de datos de personas interesadas. Creando una pequeña audiencia. Interesando a TUS propios seguidores (¿porque tú tienes presencia ya en las redes que sean significativas para tí, no?) en el proyecto. Aprendiendo de lo que le interesa a tu público objetivo. Escuchandoles. Consiguiendo beta-testers – además de ti mismo – que nos indiquen si el camino que estamos tomando, las prestaciones que estamos planificando ofrecer, e incluso el precio que estamos pensando cargar, son correctos. Creando una pequeña (tiempo tendremos de hacerla crecer) comunidad de gente interesada, a la que ir involucrando cada día más, mediante newsletters, sneak-peeks, acceso preferente a funcionalidades, incluso quedadas físicas si es posible, o virtuales si no lo es, donde COMPARTIR con ellos la evolución. Que esto te quita mucho tiempo de lo que tú crees que es tu trabajo? Efectivamente, lleva tiempo, pero el error está en pensar que eso no es también tu trabajo. Que esto puede dar muchas pistas a una posible competencia? En ese caso posiblemente el error estará en hacer algo tan fácilmente replicable, y nos forzará aún más en ofrecer ese «algo» diferencial que comentábamos al principio del post.
Piensa que, hoy por hoy, la comunicación está cada vez más escorada hacia el story-telling, hacia hacer partícipe al público de nuestra pequeña historia, en hacer «social» la experiencia de consumo que ofrecemos como marca, y el «embarazo» es un punto de partida magnífico para hacer que nuestro pequeño bebé tenga muchos tíos cuando crezca. Haciendolo así, posiblemente trabajaremos algo más que si estuviéramos encerrados en nuestra cueva desarrollando nuestra propuesta, aislados del mundo, siguiendo nuestra voz interior, esa que todo lo sabe, pero posiblemente nos lo estaremos poniendo más fácil para seguir la ruta «más segura«. O al menos, la que algunos consideran como «la ruta adecuada» para proyectos que nazcan con vocación de futuro. La que se recorre cuando pasamos por tres fases: obtener usuarios, luego clientes, y luego inversores, y no al revés, como en algunos ocasiones se hace…
Nos vemos en las redes. Y recuerda que, el Social Media, para tu proyecto más que para ningún otro, es un medio, no es un fin.