Convicción, una cuestión de propósito y valores
Un tema complejo de tratar de por sí y más des del tema de la productividad personal. Aunque no nos demos cuenta, o no lo admitamos, nuestros valores se reflejan en nuestro trabajo. Como somos y que perseguimos configura el cómo actuamos, la idea llevada a la acción.
GTD intenta describir la jerarquía de responsabilidades y objetivos – nuestra perspectiva – con una metáfora relativa a la altitud de vuelo de un avión. Asignamos un nivel de altura a cada uno de los grados de esta escala, 3000 proyectos, 6000 áreas de responsabilidad, 9000 objetivos, 12000 visión de futuro y en lo más alto nuestros valores y propósito en la vida a 15000 metros.
Con las tribulaciones que tenemos en el día a día podemos pensar que se trata de un concepto idealista, secundario y a la sombra de nuestro flujo de actividad diaria. Nada más lejos de la realidad. El foco y el trabajo duro son los principales caballos de batalla del emprendedor, y de cualquiera que persiga un objetivo más allá de pasar la semana para disfrutar de unas cervezas los sábados por la noche.
Saber que principios nos mueven y el fin último a perseguir, es como una carta de navegación para aferrarse en momentos difíciles. Motivación y una referencia para tomar decisiones, escoger objetivos y diseñar una visión de futuros a 5 años vista, o más allá, acorde con lo deseado. Cuando se plantee un momento de duda, un dilema del tipo abandono mi proyecto profesional actual por otro que me aporta mayor estabilidad económica y laboral, tener claro el propósito puede ayudarme a reafirmar mi convicción en lo que estoy haciendo, de lo contrario podemos tomar decisiones que perjudiquen este fin.
De igual forma, al escoger nuestro equipo, colaboradores u organizaciones para realizar proyectos comunes los propósitos perseguidos pesan, pero los valores determinan si la relación funcionará, o por lo menos cuan de conflictiva puede llegar a ser. Podemos coincidir en lo material, pero no en lo que hay detrás, en cómo conseguirlo y que priorizar. En cada uno de estos estadios las fricciones pueden sucederse afectando la eficiencia de lo realizado e incluso su viabilidad. ¿Es la mejor opción él candidato más preparado, o él que demuestra una mejor relación capacidad-afinidad con nuestro grupo?
Como una persona, una organización tiene su propio propósito y sigue unos valores, ya sea fabricar productos de calidad, hacer accesibles la tecnología a toda clase de público, o dar cabida a los jóvenes en su estructura… El retorno económico es importante pero no el único factor que mueve un proyecto. Al poner en común con socios o cofundadores nuestros valores podemos ver la disparidad de expectativas y motivaciones, lo que a la larga puede evitar problemas en caso de no unificar criterios. Las decisiones y colaboraciones con terceros siempre son momentos donde hay que poner todas las cartas encima de la mesa, que mejor que hacerlo con una declaración que indique donde queremos llegar, de qué forma y definiendo las condiciones.
Haber definido propósito y valores lo deja todo facilita la toma de decisiones. Si no lo has hecho ya dedica tiempo a reflexionar y definirlos frente una hoja en blanco. No es algo que se pueda hacer en una tarde, piensa en ello, reúne ideas y redacta tu propio manifiesto.