Cómo transformar tu idea en un negocio I: Juega con la idea

No te quiero engañar ser emprendedor no es algo fácil, así que mejor aprender cómo tener más opciones de éxito para que tu sueño no se convierta en pesadilla.

Si estás leyendo esto seguramente estés pensando en montar un negocio o quizá ya tienes uno pero no acaba de funcionar como quisieras, en ambos casos esta serie de artículos puede serte de gran ayuda.

Cuando tienes una idea que crees que puede funcionar no tengas miedo a compartirla con el mundo, aunque pienses que te la pueden robar realmente lo que importa es cómo pongas en funcionamiento esa idea no lo maravillosa que sea.

Para empezar lo mejor que puedes hacer es empezar a darle forma, nosotros siempre recomendamos reformularla en 3 partes: problema, solución y mercado.

Encuentra un problema que valga la pena solucionar

El problema es lo esencial y de dónde vas a definir el resto de elementos de tu negocio. Un nuevo proyecto debe ser creado para solucionar un problema o satisfacer una necesidad a una serie de personas, si no hay problema no hay negocio. De nada sirve crear el mejor producto del mundo si no hay ni una sola persona que tenga la necesidad de resolver un problema con ese producto.

Lo peor que le puede pasar a un emprendedor es crear un producto o servicio que nadie necesite, no solo pierdes dinero y tiempo sino que te destroza las ilusiones, así que antes de empezar a construir nada asegúrate de que has encontrado un problema que vale la pena solucionar.

Al hablar de problema muchos emprendedores se quedan en blanco y no saben ver cómo su idea está relacionada con un problema, esto es debido a que solemos pensar más en términos de solución pero cualquier producto que existe en el mercado responde a una necesidad si no le faltaría la razón de ser.

Los tipos de problemas pueden ser muy variados, desde obviedades como quiero poner un cuadro y necesito algo dónde colgarlo, a cosas más abstractas como la necesidad de seguridad, de pertenecer a un grupo, de realización personal…

Tu trabajo en este momento es asegurarte que tu idea tiene su raíz en un problema o una necesidad que tenga alguien, aunque de momento seas tú solo.

Esboza la solución del problema que has encontrado

El siguiente paso en pensar en la solución. Estás empezando así que una breve descripción de la solución con sus características más relevantes será suficiente, el objetivo es plasmar y concretar lo que sea que tienes en la cabeza como idea de negocio.

No te preocupes del cómo, la parte técnica por ejemplo, sino del qué y del por qué. Lo importante es que tengas clara por dónde va ir la solución ya que los detalles los definirás más adelante.

¿Quién tiene el problema y necesita solucionarlo?

Finalmente tienes que definir quiénes serán tus futuros clientes. Aunque ahora mismo será más un ejercicio de imaginación que de realidad procura observar y determinar qué características en común tienen o pueden tener las personas que quieren solucionar el problema que has detectado.

Con estos 3 simples pasos habrás convertido una idea más o menos abstracta en algo con lo que ya se puede empezar a trabajar.

Acuérdate que puedes preguntar a tus amigos, familiares, buscar en Google… para ayudarte a darle forma a tu idea, incluso en esta fase tan temprana puedes empezar a encontrar información muy valiosa.

En el próximo artículo te explicaré cómo diseñar tu modelo de negocio, que será la base que defina todos los aspectos relevantes de tu proyecto.

Este artículo pertenece a la serie Cómo transformar tu idea en un negocio, puedes leer el resto de artículos haciendo click aquí.